Id a José

 



Hoy concluye el año de San José convocado por el Papa Francisco el pasado 8 de diciembre del 2020. Este tiempo ha sido una oportunidad para todos los fieles católicos para valorar la gracia de tener como intercesor y guía al padre terrenal de Jesús, que además es Patrono Universal de la Iglesia y el santo más grande después de la Santísima Virgen María.

Hoy en día muchos católicos desconocen la importancia de invocar a San José y de tenerlo como santo de devoción, ya sea por mero desconocimiento, o bien, no se han dado a la tarea de leer algún libro espiritual que hable de él o no se han detenido a meditar su vida y su influencia en Jesús, ya que Nuestro Señor debió ser un reflejo (en cuanto a sus modales, palabras y expresiones) de su padre José. Todos los niños aprenden de sus padres a caminar, a hablar, a trabajar y a ser personas virtuosas; con cuánta mayor razón San José debió enseñar todo esto y mucho más a Jesús durante su infancia, adolescencia y juventud. Muy probablemente Jesús aprendió de José las Escrituras, las tradiciones y lo relacionado con Dios; y aunque Jesús es el Hijo Unigénito de Dios Padre, debió aprender lo que implica la paternidad, en parte, por su relación padre-hijo con José.

¿Alguna vez has pensado en San José como una figura paterna? No dudo de que Jesús, así como nos dejó a Su Madre como nuestra, haya querido que también consideráramos a José como un padre espiritual. Un solo artículo no bastaría para enlistar todos los beneficios espirituales que traería a nuestra alma el ser devotos de San José, ya que él es modelo de obediencia, de prudencia, de trabajo, de castidad, de pureza, de fidelidad y de muchas otras virtudes.

¿Por qué recurrir a San José cuando podemos tener la intercesión de tantos otros santos? En primer lugar, porque ningún otro santo tuvo la enorme gracia y responsabilidad de ser el «Redemptoris Custos», el Custodio del Redentor, y el esposo de la Santísima Virgen María. Sólo a San José le fue confiada la tarea de cuidar y velar por la Sagrada Familia. ¿Cómo alguien no iba a ser tan santo después de haber cuidado a Jesús y de recibir Amor de Él a diario?

Siendo José el protector de la Sagrada Familia, nosotros podemos acudir a su intercesión para que vele por todas las familias del mundo, para que sepan mantenerse fieles a su vocación dentro de una sana doctrina católica. Actualmente, en el mundo se busca que se pierda el concepto de ser padre, madre e hijo y, en cambio, se promueven familias «distintas» y antinaturales. Sor Lucía, vidente de la Virgen de Fátima, afirmó, en una de sus cartas, que «La batalla final entre el Señor y el reino de Satanás será sobre el matrimonio y la familia». Por ello, debemos insistir en el fortalecimiento y santidad de nuestras propias familias y las que han de venir, y es San José el santo que con su ejemplo nos puede guiar y acompañar.

«¿A quién más podríamos acudir para que nos ayude a comprender el verdadero significado del matrimonio y la familia, sino al Jefe de la Sagrada Familia y Terror de los Demonios?»

- P. Donald H. Calloway

 

A lo largo de los años, la Iglesia se ha encargado de promover la devoción a San José, aunque sea algo desconocido para muchos católicos. Los Papas han escrito encíclicas sobre San José, han creado oraciones, lo han añadido a diferentes aclamaciones, han establecido fiestas en su honor, han edificado Iglesias que llevan su nombre y se ha autorizado la fundación de órdenes religiosas bajo su patrocinio. Además, muchos santos han sido grandes devotos de San José y han fomentado su devoción: entre ellos, podemos mencionar a Santa Teresa de Jesús, San Josemaría Escrivá, San Alfonso María de Ligorio, San Juan Bosco, San Francisco de Sales, Santa Teresita del Niño Jesús, sólo por mencionar algunos. A propósito, Santa Teresa de Jesús escribió acerca de San José:

Querría yo persuadir a todos fuesen muy devotos de este glorioso Santo, por la experiencia que tengo de los bienes que alcanza de Dios. No he conocido persona que de veras le sea devota y haga particulares servicios que no la vea más aprovechada en la virtud, porque aprovecha en gran manera las almas que a él se encomiendan.

Siendo San José el santo patrono de muchas causas, vocaciones y profesiones, no se puede poner en duda su intercesión y paternidad espiritual.

Ahora una pregunta importante: ¿cómo podemos ser devotos de San José? Te comparto una lista de cosas que podemos hacer, aunque no es un orden estricto.

1. Leer y meditar los pasajes bíblicos que nos hablan de San José.

A pesar de que es muy poco lo que podemos saber de San José en la Biblia y aunque no hay en ella ninguna palabra pronunciada por él, sí es posible conocerlo a través de sus actos concretos, sobre todo en los evangelios de San Mateo y de San Lucas. San José es conocido como el santo del silencio, ya que aún sin conocer sus palabras en la Biblia, sí podemos aprender de todas sus virtudes con lo que nos relata la Palabra de Dios.


2. Pedir su intercesión en nuestra oración diaria.

Si queremos tener a San José como intercesor, sería bueno recordar, a diario, el pedirle que nos ayude a ofrecer a Dios nuestro trabajo y que nos ayude a tener paciencia y obediencia para que nuestro trabajo nos santifique como a él. También podemos pedirle que nos ayude a vivir la virtud de la castidad y la pureza en todas nuestras acciones. En general, cualquier petición sincera será atendida por el santo padre de Jesús.


3. Rezar jaculatorias dedicadas a él.

Las jaculatorias son oraciones breves que podemos dirigir a Dios, a la Virgen y a los santos para tener presente al Señor a lo largo de nuestro día. A San José le podemos dedicar alguna de las siguientes jaculatorias:

- «Patriarca San José, ruega por nosotros».

- «Glorioso San José, alcánzame de Jesús y María gran fe y plena confianza en la Divina Providencia».

- «Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía. Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía. Jesús, José y María, con vos descanse en paz el alma mía».

Ésta última puede ser rezada sobre todo antes de dormir. Además, también podemos rezar alguna de las letanías a San José o las distintas oraciones que se han escrito sobre él.


4. Rezar el Rosario de San José.

Además del Santo Rosario de la Virgen María, también existe el Rosario de San José, que consta de ocho misterios, que van desde el anuncio, en sueños, del ángel Gabriel, hasta su gloriosa muerte. Cada misterio contiene siete aclamaciones y una oración distinta en lugar del «Gloria». Los miércoles son dedicados especialmente a San José, por lo que sería de mucho provecho espiritual rezarlo esos días. 


5. Consagración a San José.

Así como existe la consagración a María y a Jesús, también existe la consagración a San José, que no es más que reconocer a San José como nuestro padre espiritual en nuestro día a día. Te puedo asegurar que consagrarte a San José marca un antes y un después en la propia vida espiritual.

Hay varias formas de consagrarse a San José, pero la que se ha difundido actualmente es la forma que propuso el P. Donald H. Calloway, que consta de una preparación de 33 días (conformada por meditaciones y oraciones) en donde se profundiza en las diferentes virtudes de San José y termina con el acto de consagración.

Aquí puedes encontrar más información:

https://hozana.org/es/oracion/san-jose/consagracion

 

6. Tener alguna imagen o cuadro de San José en el hogar.

Las representaciones religiosas tienen el objetivo de recordarnos la realidad de lo sagrado a través de imágenes visibles. Así, cada vez que las veamos, podemos recordar encomendarnos a Dios, a la Virgen y a los santos; además, son de gran ayuda para la contemplación al momento de hacer oración. Recordemos que no rezamos a una imagen, sino a lo que ésta representa.

En el caso de San José, existe, por ejemplo, la famosa imagen de San José dormido, que nos recuerda que San José recibió la guía del Señor a través de sus sueños y, al despertar, la llevó a cabo con obediencia. Así, nosotros podemos pedirle que también «sueñe» nuestras peticiones para que las lleve ante Dios. A propósito de esta imagen, el Papa Francisco ha mencionado tener una y ha dicho que a San José le escribe una pequeña nota en forma de petición para ponerla debajo de la imagen.


7.  Leer libros espirituales que hablen de San José.

Existen varios libros que nos pueden ayudar a profundizar en la vida y virtudes de San José, entre ellos podemos mencionar:

- «Consagración a San José. Las maravillas de nuestro Padre espiritual» (Donald H. Calloway, MIC).

- «Los silencios de San José» (Michel Gasnier).

- «La sombra del padre» (Jan Dobraczynsky).

- «José en la vida de Jesús» (Juan Manuel García de Alba, SJ).

 

8. Leer las encíclicas y documentos papales dedicados a San José.

Algunos Papas también se han dado a la tarea de escribir sobre San José a través de encíclicas y de un Motu Proprio.

- «Quamquam Pluries» (León XIII).

- Motu Proprio «Bonum Sane» (Benedicto XV).

- «Redemptoris Custos» (Juan Pablo II).

- «Patris Corde» (S.S. Francisco). El Papa Francisco dio a conocer esta encíclica al inaugurar el Año de San José, con motivo del 150 aniversario de la declaración de San José como Patrono de la Iglesia Universal.

 

9. Meditar en la figura de José a través de algún canto católico.

Si bien no hay una gran recopilación de cantos dedicados a San José, podemos encontrar algunos que nos pueden ayudar en nuestra oración y meditación.

- Himno a San José – Música católica.

https://www.youtube.com/watch?v=qWxGT7TUZ5g

- San José carpintero – Felipe Gómez. Este canto habla del sentir de San José ante el posible anuncio de parte del Señor sobre la crucifixión y muerte de Jesús.

- Canción a San José – Mechi Ruiz Luque

- Bienaventurado San José – Jésed

- Duerme, hijo mío – Jésed

https://www.youtube.com/watch?v=_cY5UHpe2uw&list=PLoRUICzlrhO-0ojyCkVcENRTWDHErBogn

 

10. Escuchar conferencias y temas dedicados a él.

Aunque no es común escuchar sobre San José durante las homilías de las Misas, sí hay varias conferencias y videos que profundizan en la vida de este santo.

Existe un podcast de Radio María España que consta de varios episodios que hablan de la vida y virtudes de San José:

https://www.youtube.com/watch?v=26FAkLRcFbs&list=PLjjLZgx7K56-TdgCQaCXxCpWUodpl2RGc

 

11. Pedirle que tengamos una muerte santa como la de él.

Nunca nadie en el mundo ha tenido una muerte tan santa y gloriosa como la de San José, que tuvo la gracia de morir en compañía y en brazos de Jesús y de María. ¿Imaginas tener al Hijo de Dios y a la Madre de Dios contigo en el lecho de muerte? ¿No es obvio a dónde iba a ir José al morir, después de haber sido el custodio del Redentor y de haber dedicado su vida a Él? Por esta razón, San José es el patrono de la buena muerte.

En las Sagradas Escrituras no se menciona la muerte de San José, sin embargo, varios estudiosos coinciden en que San José tuvo la asistencia de Jesús y de María al morir. En el plano de las revelaciones privadas podemos encontrar la de Ana Catalina Emmerick, beata alemana que escribió varias revelaciones del Señor relacionadas con la vida de Jesús y, entre ellas, se encuentra el relato de la muerte de San José. Si bien no es dogma, sí nos puede ayudar a pensar y meditar ese glorioso momento.



Y para terminar:

12. Tener siempre en cuenta que San José escucha y lleva nuestras peticiones ante su hijo.

Además de realizar lo anterior, es muy importante recordar que en San José tenemos un intercesor y padre espiritual para nuestra vida; así como guió y procuró los pasos de Jesús, así puede procurar los nuestros si así se lo pedimos. Los hombres pueden pedirle a San José que los ayude y enseñe a ser buenos padres y jefes de familia, los hijos pueden pedirle que los ayude a honrar a sus padres y todos en general podemos acudir a su intercesión para que nos ayude a alcanzar la virtud de la castidad, de la obediencia, de la prudencia, de la fe y para que nos ayude a vivir la santidad.

 

Aquí acaba el Año de San José, pero su paternidad espiritual permanece, no desaprovechemos los beneficios espirituales que el padre terrenal de Jesús nos puede alcanzar de Dios. Con todas las crisis que vivimos actualmente, ahora es un buen tiempo para acercarnos al Patrono Universal de la Iglesia. Todos los católicos deberíamos ser devotos del Custodio del Redentor, la vida cambia después de ello. Ésta es la invitación: «Ite ad Ioseph», Id a José.

 

 

 

 

 

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